Hace unos días estaba yo viendo (jajaja, "yo viendo" "lloviendo" jajaja -ejem, perdón por el momento
Peter Griffin-)
El Hormiguero. Casi al final del programa, decidieron hacer un juego con el público, con el fin de regalar (o no) un juego de mesa del programa a cada uno de los asistentes. El juego consistía en lo siguiente: cada uno de los asistentes como público debía quitarse un zapato y, desde su asiento, lanzarlo (cual periodista irakí a Bush) al interior de una cuba que estaba más o menos en el centro del plató. Si al final del proceso quedaban
menos de 30 zapatos fuera de la cuba, todos los asistentes se llevaban a su casa el susodicho juego de mesa; caso contrario... pues no se lo llevaban. El resultado fue favorable al público y todos se fueron contentos a casa.
Esto puede parecer un juego más de los que se hacen en la tele, pero a mi me llamó la atención un detalle. El caso es que no era la primera vez que veía este juego en El Hormiguero. Unas semanas antes también hicieron el juego, pero en esa ocasión, recuerdo que para ganar, impusieron la condición de que quedaran
menos de 25 zapatos fuera. El resultado ya no fue tan satisfactorio para el público.
Con estos datos encima de la mesa, uno, que ya tiene las orejas tiesas con cuestiones así, percibe que el hecho de variar el número de zapatos fuera debería ser muy importante. Así que me puse a hacer algunos números... y aquí tenéis los resultados.